sábado, 27 de febrero de 2016

Presentación de 'Cromosomas que crean corazones'






Queridos y queridas, os traigo una noticia bastante importante. Y sí, por el título podéis haceros una idea: ¡La presentación de mi libro!
'Cromosomas...' está ya más que preparado para que le dediquen unas palabras y unas cuantas risas.

El acto se realizará en la biblioteca municipal  de Roquetas de Mar, a las 8 de la tarde del viernes 11 de marzo. C/ Maestro Luis Martín, s/n

¡Estáis todos invitados!

Si mis lectores de Almería se animan, allí me verán, hablando de mi pequeño, con una cara de tonta notable.

Firmas, charlas, dudas... Y muchas risas.


¡¡Os esperamos!!


martes, 23 de febrero de 2016

Siempre va sobre monstruos


It's in my bones, in the water, in my skin, in every corner,
and like a shade...


... termina por darte un abrazo.

       Lo terrorífico de las sombras no es su apariencia, casi siempre triste. Ni sus cuerpos distorsionados. Ni si quiera que no puedan contarnos su historia.
       Lo que pone los pelos de punta es el hecho de que estén ahí, ocultando secretos, y que puedan tocarte pese a que tú no quieras. Saber que tienes cerca los secretos, sobre ti incluso, pero nunca serán tan tuyos como de ellas. 
       Por eso, cuando se acerca la noche y ellas danzan rozando la felicidad, no puedo evitar encogerme cuanto puedo entre las mantas, para que así, no puedan rozarme. Pero siempre hay alguna parte que nos atrapa. Y es inevitable que la luz se apague. 

       Al final, no sé cómo me las apaño, pero siempre termino escribiendo sobre monstruos.

       Da igual que unos sean más adorables que otros, que sean lo suficiente accesibles como para poder abrazarlos, o tan oscuros que dé miedo mirarlos a los ojos.
       Da igual, un monstruo es un monstruo. Ni los discrimino por su forma ni por lo que crean que debe estar bien o mal. La cuestión es por qué. ¿Por qué siempre monstruos?
       Seres más o menos perturbados que se calman como las fieras con "música de hadas", o que se retraen en cada resquicio de sombra que se proyecta desde la ventana hasta una esquina de la habitación al hacerse de noche.
       Aún no sé si es bueno o malo. Lo he catalogado como neutral. Cierto personaje ha decidido llamarlo, (¿cómo decirlo?) de una manera "buena". El nombre es secreto, pero… es gracioso. E inspira una confianza controlada: sabes que está ahí, pero como tiene un nombre bueno, crees que no puede transformarse o mutar en algo malo.  Ahí es cuando cobra fuerza, cuando se va la luz y puede ser más libre que nadie. Cuando puede salir a indagar sin miedo a ser visto. 
       Ante un caso así, le ruego a mi subconsciente que me dé una tregua. Un pequeño respiro: nada de lanzarme seres sin nombre ni futuro para que les busque un hogar definitivo, o una historia que los guíe.
       No todo el mundo lo entiende de la misma forma que yo, ni le da la misma perspectiva al asunto. Cada uno se monta sus propias películas que después debaten entre gritos, voces más agudas o incluso pensamientos susurrados. Y no hacen más que generar una inestabilidad que no sirve más que para arrojar incertidumbre sobre la espalda del nuevo monstruo.
Y sobre la mía.
       Lo que conlleva un monstruo que se esconde tras dos puertas de madera es otro personaje que trate de abrirlas. No ya de sacarlo a la luz, pero sí que indague. ¿Qué menos?

Y millones de preguntas. Montones de preguntas a las que no sé darle respuesta.